DESDE EL CONCEPTO MÁGICO-RELIGIOSO EN LAS DANZAS DEL PERÚ.

Para entender esta clasificación; tendremos que analizar el pensamiento del ser humano y su esfuerzo de responder interrogantes sobre el origen del mundo, la vida y su propio existir desde el momento en que toma conciencia y se genera conflictos sobre su presencia en este mundo y su relación con el mismo.

El hombre, desde tiempos remotos; interpreta la naturaleza y crea mecanismos que dan respuesta a sus interrogantes partiendo desde su imaginario que se construye desde la consolidación de su cultura, dando respuesta a lo inexplicable o supremo; aquello que esta fuera del entendimiento humano y que en los pueblos originarios se transmitirán y perpetuarán a partir del Mito.

Lo mágico está relacionado con lo sobrenatural, lo supersticioso, esotérico y aquello que no está al alcance de la explicación del hombre. En aquellas épocas donde el homo sapiens vivía en cavernas y empezó a dominar el fuego dio inicio a su relación con lo que llamaremos "mágico", pues; junto a su capacidad de producir y controlar uno de los cuatro elementos naturales también inicia su camino para comunicarse con lo supremo, es en esta etapa que se empieza a identificar las primeras bases de la religión que evidencia dentro de sí, prácticas rituales. Esta etapa se constituirá a partir de la cosmovisión de esos primeros grupos humanos agrupados en sociedades primigenias donde su forma de explicar los acontecimientos extraordinarios se representaban en danzas como la danza al fuego o de animales que consideraban sagrados, los mismos que servían como vehículo para llegar hasta los dioses.

La religión; según el antropólogo estadounidense Clifford Geesrtz, en su teoria "Religion as a Cultural System" (1973); la define como un sistema de comportamientos, prácticas y cosmovisión de una sociedad.

"La religión es un sistema de símbolos que obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres, formulando concepciones de un orden general de existencia y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único". (C. Geesrtz)

Concordamos entonces que, desde las primeras prácticas religiosas se inicia la relación entre el mundo de los hombres y el de los dioses; dando pie a las jerarquías dentro de las primeras sociedades, siendo la clase sacerdotal quien asume preponderancia al tener la capacidad de comunicarse y ser el nexo entre el mundo de los hombres y el de los dioses.

En pueblos andinos y amazónicos fue el  brujo, chamán, yatiri o paq'o quien cumple esta función e incluso hoy en día en pueblos y tribus del Perú profundo se sigue evidenciando la posición importante de estas personas y su influencia en el destino de la comunidad, esto sumado al conocimientos ancestral en el uso de plantas medicinales y su efectividad para curar los males que aquejan a los pobladores refuerza la creencia en lo mágico, aquella que se  atribuye a la bendición y protección de los dioses o seres supremos

A la llegada de los españoles y con las campañas de persecución a estas prácticas, se produjo el sincretismo del conocimiento tradicional combinando las prácticas rituales bajo la religión cristiana; concediéndosele el resultado de estos rituales al dios y los santos impuesto por los invasores que en muchos casos se denominaban "milagros".

En las expresiones originarias, clasificadas bajo el concepto de mágico-religiosas; no solo se representa la cosmovisión del hombre basado en su cultura y su forma de explicarla evidenciando el culto a sus divinidades; sino también personificando sus creencias en danzas, producto de su imaginación y la forma en que lo interpretan.

Un claro ejemplo de la representación del imaginario de las culturas originarias la encontramos en la cultura Chavin, sociedad principalmente sacerdotal y militar; creían en varios dioses como: el jaguar, puma, serpiente y caimán, de clara influencia selvática; su culto estaba dedicado al agua. Una de sus construcciones más importantes fue  Chavín de Huantar; lugar donde existen muchos acueductos y caídas de agua que producen, mediante un sistema de compuertas; un efecto acústico que se asemejaba al rugido de un felino.

Era en este lugar que se iniciaba la clase militar, quienes ingresaban bajo los efectos alucinógenos de la planta conocida como san pedro; el cual producía estados de transe y alucinación que servía para probar la valentía del soldado; ellos tenían que atravesar los pasillos angostos con poca iluminación que potenciaban las imágenes talladas en piedra que en él existen llegando hasta la máxima deidad que se encuentra en su interior llamado: el Lanzón Monolítico, en él se encuentra tallado un ser antropomorfo, mitad humano mitad animal; de características propias del panteón de la cultura Chavín.

Sin duda la experiencia era completamente aterradora y servía como parte de un mecanismo de control social, sin embargo estas experiencias fueron expresadas como parte de la cerámica de esa cultura y en danzas que describían la experiencia del encuentro con los dioses.

En la época colonial los procesos de catequización se dieron, recurriendo a los mismos mecanismos de control basados en el temor; es así que con la llegada de la compañía de Jesús (Jesuitas) al Perú se da inicio al adoctrinamiento de los indígenas sobre el concepto del bien y el mal, representándose al mal como un ser deforme que intimidaba y al bien como un ser angelical; el objetivo era cristianizar a los indígenas y en ese afán se les hacía creer que quien no estuviese en el camino de Dios se iría a un lugar; al que llaman infierno; siendo lo opuesto para quienes siguieran el camino del bien, llegando a ganarse un lugar en el paraíso.

El impacto fue tal en el subconciente del poblador andino; que empezó a representar al bien y al mal en personajes que guardan los símbolos andinos detrás del concepto occidental y que el indígena supo recrear de manera genial; siendo estos los protagonistas de danzas que hasta hoy se practican en nuestros pueblos originarios y se fusionan bajo las normas religiosas detrás de una virgen o santo establecido, bajo festividades que le rinden culto mediante la fe.

Razón tiene el Antropólogo e investigador Oscar Bueno Ramírez - autor de los libros "Teoría de la danza" (noviembre del 2014) y "Trascendencia del Siku" (abril del 2010), entre muchas otras publicación acerca de la música y danza del departamento de Puno- quien a sabido descifrar con efectividad los símbolos y elementos ocultos de las representaciones del imaginario del hombre aymara, que se formaron en épocas de sometimiento colonial; partiendo de la interpretación del indígena y su respuesta personificada en una de las danzas más representativas del altiplano puneño, la cual se enmarca en el concepto mágico-religioso del hombre altiplánico; la Diablada, por ejemplo; es aquella que retrata de cuerpo entero la cosmovición indígena representada en una danza cargada de elementos simbólicos, las cuales; el mencionado investigador descifra desde la construcción de la máscara de esta danza como el resultado de la interpretación del indígena.

Llegamos a la conclusión que las danzas clasificadas bajo la categoría mágico-religiosas; se basan en el constructo de entendimiento del hombre y su manera de explicar lo que ocurre desde su imaginario, producto de su cosmovisión y detrás de un proceso de sincretismo colonial.

Se hace hincapié que la naturaleza de las danzas se determinan bajo la interpretación de su mensaje, siendo en algunas ocasiones de características policémicas y semióticas, abarcando a las llamadas Magico-religiosas como parte de este concepto.

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Créditos fotos:

-Danzante de tijeras,Yanapaccha ( Jorge Luis AstovilcaCupe)
-Máscara de diablada (A.C. Brisas del Titicaca)


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