CHICOTE Y SOMBRERO COMO CONSTRUCTOS DE IDENTIDAD Y PODER EN EL PERSONAJES DEL CAPORAL.
Por: Alfredo Fuster Rios.
El personaje llamado Caporal tiene su origen desde tiempos virreinales e incluso desde la colonia producto de la llegada de los primeros negros que acompañaron a Pizarro. Su presencia fue representada en diversas danzas siendo creación que nace producto del ingenio de los pueblos indígenas como una sátira al esclavo quienes con el paso del tiempo llegarían a ocupar oficios de Caporales o Capataces; desde esas épocas ya se les denominaba así por tanto, es ilógico que alguien desee arrogarse la autoría de una palabra que ya existía y mucho menos intentar adueñarse de un personaje creado por los naturales de aquellas épocas.
De la presencia de los esclavos negros en el Virreinato del Perú tomamos las referencias de Bowser F. (1977) quien señala que dentro de la composición social de esta época de la historia, es evidente que los reyes de España hayan dado orden para que se consoliden tres diferentes estratos dentro de la sociedad del entonces virreinato peruano, es así como se ubica en la cúspide de esta división los grupos de españoles asentados en estas tierras, tanto los peninsulares como los llamados criollos, debajo de ellos los pueblos indígenas y ya en la base de esta pirámide se encontraban los negros tanto esclavos y libertos.
En tanto José Antonio del Busto D. (2001) menciona que realmente los negros africanos tuvieron un mejor acoplamiento y aceptación social a comparación que los indígenas, además adoptaron las costumbres y la religión cristiana traída por los españoles con más facilidad que los naturales de estas tierras.
Es importante mencionar que los esclavos a los que llamaban ladinos eran aquellos que estaban destinados a la servidumbre generalmente en los campos costeros y haciendas; se podían comunicar con sus amos y habían abrazado la religión cristiana convenencieramente, los indígenas por su parte eran los que cumplían el trabajo en las minas y fueron explotados duramente hasta que la población fue reduciéndose debido a este tipo de sistema que los sumía a jornadas de exploración inhumana dentro de los socavones.
Los esclavos a los que llamaban “bozales”, eran los negros no adiestrados; en ese sentido Rosal, M (2013) menciona que los españoles pagaban más dinero por estos debido a que los consideraban más dóciles y eran ellos los que ganaban rápidamente la confianza de sus amos por ser fieles sirvientes.
Analizando estas referencias entendemos que el principal aliado del español fue el negro, que por cierto nunca tuvo una buena convivencia con los indígenas, desde su llegada acompañando a Pizarro se evidencia en la historia que estuvieron siempre del lado de los hispanos de forma incondicional y además eran mal vistos por el indígena debido a su comportamiento y malas costumbres.
Bowser, F. (1977) también señala que los negros llegados al puerto eran marcados por sus compradores para que se diferencien como una propiedad que pertenecía a determinado dueño y se pudieran ubicar en caso de huida, detalla:
"...marcaban cada Pieza de ébano, como hasta ahora se realiza con el ganado. Al negro se le colocaba un signo distintivo puesto en las espaldas, con un fierro hecho al rojo incandescente. A este acto se le llamaba “LA CARIMBA”, también se usaba el hierro candente para castigar al esclavo."
Está claro que el español invertía en la compra de un esclavo, por tanto, era ilógico echar a perder su bien adquirido en las minas sabiendo que dicha actividad los condenaba a la muerte. Desde luego habían negros que por estar enfermos (llamados costal de huesos) o intentar huir (cimarrones), eran mutilados o asignados a este tipo de trabajo a manera de castigo, siendo pocos comparados con el gran número de indígenas obligados al trabajo de extracción del metal preciado.
¿Pero de dónde se genera la presencia del personaje del Capataz, Caporal y Gamonal?
De la definición de la palabra Caporal según la RAE se puede encontrar que esta palabra refiere a aquella persona que tiene a su cargo el ganado empleado en la labranza. En América Latina, el término se refiere en particular a los capataces de una estancia de ganado.
Según menciona la UNESCO el Caporal fue:
"reconocido personaje de la etapa colonial en el Virreinato del Perú y el Virreinato de Nueva España. Llamado así a los jefes de escuadra para el trabajo de los andinos naturales y negros traídos de África".
Dicho personaje trasciende hasta la época del virreinato del Perú en diversas expresiones danzarias que están a lo largo y ancho de nuestro país, en ellas existe la figura del capataz o caporal inserto en estas danzas, clara muestra del establecimiento de un orden jerárquico social y rango dentro del trabajo forzoso que realizaban los esclavos, tanto naturales o africanos, traídos a estas tierras.
En Puno se suele llamar Gamonal a los que poseen la jerarquía superior de mando en un conjunto, es aquel que tiene la dirección general de las tropas o bloques, en suma es el que ordena, dirige y decide los pormenores del recorrido en coordinación con los guías menores de cada bloque; respecto al significado de este personaje que también es parte de la historia del Perú la Doctora Martha Hildebrant, reconocida lingüista menciona en el diario El Comercio (2015) lo siguiente:
Con los sentidos de ‘cacique de pueblo’, ‘hombre influyente por su riqueza’ se ha usado en el Perú y otros países de la América hispana. En nuestro país se extremó su matiz negativo hasta extenderse como ‘terrateniente que explota al indígena’; el gamonalismo fue realmente una forma moderna de feudalismo hasta la promulgación de la ley de Reforma Agraria (1969).
El Gamonal es la sátira a los criollos y mestizos producto de la explotación del indio bajo el sistema de pongueaje en las haciendas y campos de cultivo, hasta la llegada de la reforma agraria y la recuperación de sus tierras, de ahí que los naturales también los denominaban "mistis", ridiculización del hombre con "PODER" que sometió a la clase indígena a lo largo de la historia.
¿Y qué elementos construyen al personaje en la danza?
No es extraño apreciar muchas danzas y costumbres a lo largo y ancho del territorio peruano que en su desarrollo y estructura se evidencia la figura del Capataz o Caporal, casi siempre representado por un negro, siendo una característica el uso del látigo, chicote o también llamado zurriago.
Este personaje que porta un chicote también llamado zurriago, hace referencia al poder que ostentan dentro de la danza, su rol fiscalizador y controlador, además la presencia de este objeto se transforma en un implemento simbólico que dota de identidad y poder al personaje.
Tómese en cuenta que la narrativa de los pueblos mediante sus expresiones transmiten una historia o acontecimiento social perpetuado en la mente de sus principales agentes culturales.
El uso del chicote o zurriago va más allá de la representación decorativa, es tan importante como su identidad misma, de ahí que en la danza de los Caporales es necesario que sus ejecutantes lo porten.
El sombrero es otra indumentaria que procede de épocas hispanas y era usada por los peninsulares y señores, a diferencia de los indios a quienes se les obligó a emplear la "montera" que despectivamente se estableció para el uso de los que provenían del "monte".
Los indígenas trasladaron sus símbolos en la construcción de sus monteras guardando relación con su cosmovisión y entorno natural, aquellos que representan en formas e iconografías que se diferencian por regiones, distritos y comunidades siendo estas una forma de identificarse entre los pueblos.
En la actualidad el Chicote y sombrero, constituyen instrumento que dotan de poder al personaje denominado Caporal, por su parte el chicote o zurriago también es empleado como instrumento que propicia una práctica de iniciación, debido a que es utilizado para "iniciar" (Ch’allar en el coloquio regional) a los integrantes que por primera vez participan de manera activa en el conjunto, dicho acto es una práctica que es símbolo de aceptación para los que se integran en adelante a la cofradías o agrupación, le sigue al acto la promesa de venerar a la virgen tres años seguidos de manera infalible desde la iniciación del nuevo caporal hasta cumplida la tradición.
En la danza de los Caporales el chicote empleado como símbolo de control, jerarquía y poder, hasta hace algunos años de prioridad de los varones caporales hoy pasaría a ser elemento simbólico muy importante que en muchos casos se obvia, por desconocimiento o no, no se justifica ver un caporal sin su elemento que lo identifica como tal. El sombrero actualmente y en los concursos es empleado como una extensión de las formas y constructos del movimiento, su uso original fue la de distinguir la posición y jerarquia de quien lo portaba (en la cabeza mas no en la mano como se suele hacer actualmente), su presencia se ha convertido en un adorno que le da estética al movimiento.
Por todo lo expuesto, llama poderosamente la atención cuando en las bases de un concurso de Caporales se aprecia dentro de los criterios una observación que se lee: "No es obligatorio el uso de sombrero o chicote". Esta observación que se obliga a los jurados a acatar, es el más garrafal de los errores e incoherencias, pues no sería otra cosa que quitarle la identidad al personaje mismo; entonces ¿de qué danza hablamos?
Es preciso comunicar a los confundidos organizadores y directores, tanto de concursos y agrupaciones, que aceptar o proponer caprichos como estos solo promueven la deformación de la expresión misma, atacando el origen histórico que, aún en tiempos donde esta expresión es híbrida, identifica como tal al caporal por la indumentaria que porta como símbolo de identidad.
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