SE ACABÓ EL ANDROCENTRISMO EN LOS CAPORALES




(Publicado en agosto del 2016)

En la historia del ser humano siempre se ha tenido como centro y protagonista al hombre; no es casualidad que hasta se hable de la cadena de evolución refiriéndose principalmente a lo masculino y en ello resaltar sus proezas y habilidades, tales como: cazadores, creadores y con el tiempo hasta revolucionarios del mundo moderno, sin duda un sinfín de hechos que colocan al hombre en el centro del mundo y que han constituido, según la historia; el eje fundamental para dar el paso a la civilización y al mundo que hemos heredado y que nuestros hijos y nietos recibirán posteriormente .

Desde luego, todos sabemos que la historia fue escrita por hombres, los mismos que desmerecieron y minimizaron el aporte e importancia de lo femenino dentro del desarrollo de la sociedad. Al aparecer la escritura, los prototipos y roles ya estaban pre-establecidos; relegando a la mujer a actividades que se llamarían en el mundo moderno; “domésticas”, y al hombre a situaciones que se consideraban más “importantes”; relacionadas con lo económico, intelectual, físico, científico, etc. 
Es necesario entender que la importancia de la mujer ha sido fundamental para el desarrollo de la sociedad y para muestra, un botón: está comprobado que fue gracias a ellas que se desarrolla la agricultura debido a su minuciosa capacidad de observación y posterior domesticación de las plantas, como dirían los economistas; son ellas las primeras expertas en economía y administración desde antes que existiera el dinero como lo conocemos hoy. Sin embargo esto no se ha tomado en cuenta y por el contrario han sido educadas para que ellas mismas ejerzan el androcentrismo de forma directa o indirecta y sin duda en algunos casos con despreocupada naturalidad.

Las construcciones de un prototipo de “mujer perfecta”, afinada a las sociedades conservadoras en el mundo de hoy; se han valido de mecanismos de “poder”, ligadas al patriarcado para infringir en ellas; desde hace mucho tiempo; la naturalización de su subyugada labor ligada siempre al servicio directo o indirecto del hombre. Sin duda, el mundo patriarcalizado es el escenario perfecto para el ejercicio del androcentrismo.

Pues bien, si hablamos de como se refleja este concepto en expresiones danzarias, es en la danza de los caporales que se muestra esa hegemonía que el hombre tiene sobre la mujer, sin duda hace referencia evidente de que el androcentrismo existe en el contexto y estructura de la danza misma, donde es el hombre quien tiene una carga de poder sobre el contenido de la danza y por qué no; también sobre la mujer. Es quien domina en todo momento los contextos que se le da a la performance, ya sean ligadas a lo amoroso o a la competencia viril donde se encuentra también el uso de la sexualidad tanto  masculina como femenina (entendido como el conjunto de características físicas y psicólogicas propias de cada sexo).

No hay duda que con el paso de los años, desde la Tuntuna hasta los caporales que hoy conocemos, ha tenido muchos cambios. Antes que existiera la inclusión de las féminas, solo bailaban varones; y ya al incluirlas dentro de esta expresión se evidencia el ejercicio y práctica machistas validado y naturalizado por las mismas mujeres. 

Es preciso aclarar que si bien la mujer, dentro de la danza a ejercido también carga de poder; esta solo se ha vinculado a la explícita SEXUALIZACIÓN del personaje que interpreta, me refiero a la construcción de su personaje y el cómo ha ido cambiando desde su aparición; rol a cumplir y el atuendo que emplea, clara evidencia de naturalización de hegemonía patriarcal a ella aplicada. 

Los tiempos van cambiando y hoy pareciera ser que la influencia social se va viendo reflejada aún más en este tipo de expresiones. En nuestros días existe la figura de la MACHITA o MACHOTA TROPERA a la que se le atribuye la ruptura del androcentrismo en la danza de los caporales, y desde luego, el nuevo significado del papel que desempeña la mujer dentro de esta expresión; sin duda, los elementos de "poder" ya no son únicos y solo atribuidos a los varones, ahora la machita es quien se ha convertido en el centro del debate dentro de la conceptualización referido al mensaje de la danza de los caporales, como lo dijimos en publicaciones anteriores; el poder compartido entre Caporales y Machitas rompe con el estereotipo de sexualidad asignadas tradicionalmente para la mujer y el varón; visto que la Machita, no dejando de ser mujer y con todo lo que eso significa; puede hacer uso de fuerza, energía y agilidad; características que no se les permitía ejercer dentro de la construcción de feminidad del personaje de la Sayita o caporalita; cualidades que se asignaron solo a los varones mientras que las mujeres y su construcción del personaje solo respondían a ser OBJETO SEXUALIZADO -referido al valor de una persona medida en función del atractivo físico y sinónimo de “Sexy”.

Sin duda, las necesidades inmediatas de la mujer en la sociedad están cambiando; su búsqueda por romper con parámetros machistas, van teniendo éxito. Estos están siendo bien acogidos en la búsqueda de poder e igualdad de género, muestra de ello es la MACHITA en la danza de los caporales.

Foto: Extraido del muro de la Srta. Valeria Bohorquez.

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