LA DANZA Y EL FOLKLORE EN TIEMPOS DE PANDEMIA.





Preocupa cuál será el impacto pos pandemia hacia nuestro rubro y el regateo hacia nuestro trabajo, ¿estamos actuando con proyección a futuro o sólo llevados por el impulso a mostrarnos?, ¿estaremos cumpliendo bien nuestra labor de artistas y maestros creativos?, ¿es posible ser artista en el área del folklore en medio de una pandemia y no tener que estirar la mano para recibir una ayudita del gobierno?.

Son muchas las interrogantes que se generan cuando se piensa en el futuro hoy incierto de los maestros de la especialidad de folklore y artistas ligados específicamente a la danza, no vamos a negar que la situación actual nos a colocado en medio un gran reto, aquel que para algunos se a tornado en su talón de aquiles al no manejar la tecnología y sobre todo al ser ajenos a desarrollar proyectos innovadores que puedan servir en estas circunstancias.
En esta pandemia y bajo una situación que cada vez se extiende existe el otro factor el cual llama a reflexionar, ¿que tanto afectará en el rubro del arte la crisis que vivimos cuando todo vuelva a una "nueva normalidad"?

No nos engañemos, a pesar de tener la posibilidad de una pronta vacuna y con todo lo positivos que seamos de que el 2021 este virus sea controlado, eso no quita que los remamentes de miedo en la sociedad estén presentes por muchos tiempo si es que no son años, al punto que serán en gran porcentaje las personas que piensen tres veces antes de acudir a reuniones con público o en lugares cerrados, ni que hablar del sector educación y cultura donde las actividades, antes vitales, en el que los profesionales y cultores de la danza mostraban el trabajo que se desarrolla con los estudiantes o agrupaciones vuelvan a ser los mismos, se nos viene una etapa donde los padres desconfiarán si dejar que sus hijos realicen actividades donde estén en contacto con otros estudiantes y con gente mayor.

La posible suspensión de ese tipo de actividades por todo lo que dure el 2021 no es algo que se deba pasar por alto y ni  qué decir de los concursos y otras actividades del mismo tipo que dicho sea de paso conforman el grueso de esa industria cultural aparentemente fornida que vimos por muchos años y que hoy a quedado quebrada y reducida a concursos virtuales de máximo dos parejas, ¿acaso se piensa que la ayuda del gobierno será por todo el tiempo que los efectos pos pandemia duren?

La realidad que afrontamos todos los que estamos en este medio es dura y peor aún cuando se a desnudado la verdad de nuestro campo de interacción, aquel que hoy nos muestra lo limitados que estamos ante esta situación y sin la interacción de forma presencial, siendo nuestra profesión aquella donde es vital el lenguaje corporal y su interrelación cercana con otros de forma colectiva y palpable.

¿Alguien ha pensando de qué otra manera se puede hacer más efectiva nuestra labor?, hasta ahora seguimos viendo más de lo mismo, clases por la web que seguramente serán de provecho para los que tienen buena conectividad y buenos equipos, dejando a su suerte a aquellos que no cuentan con lo mencionado, es un verdadero reto para el maestro que enseña mediante aplicativos como el zoom, Meed, entre otros; sabiendo que existen chicos que a pesar de la motivación que el docente pueda aplicar, simplemente no les agrada danzar y que en esta situación al alumno solo le basta apagar la cámara o justificarse con argumentos que se respalden en una mala conectividad para no hacer la clase, para ello el docente debe desarrollar otras ramas del arte ligadas a sus competencias que le permitan capturar la atención de todos los estudiantes desde puntos y actividades estratégicas que den diferentes alternativas con las que el alumno desarrolle interés y aprenda de forma significativa, aquello sería lo ideal sin embargo hasta ahora solo se ve una avalancha de muestras gratis de clases de danzas que siguen el mismo patrón de enseñanza mecánica, "mira y repite".

Solo se está apelando a la misma enseñanza repetida por la web del sistema talleristico, como diría el finado Jorge Luis Medaina "un catálogo de danza más", también preocupa que las autoridades de las instituciones ligadas a la formación del profesional en arte con especialidad en danza no hayan propuesto, hasta la fecha, proyectos de innovación en cuanto a la formación del alumno futuro docente.

Como dije, seguimos siendo monos queriendo romper un coco con las manos habiendo hachas alrededor nuestro.
El mundo actual ofrece muchas herramientas para comunicarnos y es vital para el arte la comunicación que  es innata en el ser humano y más aún super necesaria para aquellos que la tienen como forma de vida pero para ello es indispensable adaptarse a la nueva realidad, el arte va adaptándose por su naturaleza plástica a esta situación que vivimos, pero necesita que se le de mejor forma para que sea más efectiva, quizá si nos ponemos a pensar en ello encontremos otras posibilidades de hacerlo.

Es vital seguir difundiendo y comunicándonos pero se ve una despreocupación total en cuestión a ofrecer clases que a veces no tienen ni la más mínima planificación u objetivo.

No se trata de exhibir por exhibir bajo un concepto egocéntrico e imprudente que denota la necesidad de mostrarse por una necesidad patológica de llamar la atención, el hacer una clase "maestra" donde todo el mundo observa es de suma responsabilidad y ello conlleva a una planificación más detallada debido a que quedará como un referente para quien lo vea y quizá lo replique no sabiendo que el modelo puede estar errado.

A ello se suma la devaluacion de nuestra profesión dictándose clases "gratuitas", la crisis llegará a futuro cuando se hayan reanudado las actividades culturales, los efectos se verán en el mercado laboral cuando el valor de nuestro trabajo sea posicionado por debajo de las expectativas dejando al artista y profesional de la danza en el ámbito del folklore en la escala peor pagada de nuestro país, la excusa será "profesor pero como puede cobrar ese precio si en época de pandemia las clases eran gratis".

No está mal difundir y seguir compartiendo de diversas formas los lenguajes que existe en el arte, pero es necesario darles el lugar y el valor que corresponde.
Somos artistas y maestros; aquello es una profesión que cuesta tiempo, dinero y mucho esfuerzo, más aún en un país donde el arte, folklore y cultura son la última rueda del coche.
Además es un discurso muy extraño el que se maneja entre aquellos artistas de la danza que piden ayuda económica del gobierno pero al mismo tiempo regalan su trabajo, ¿en ello no hay mucha coherencia que digamos no?
La pregunta es, ¿existe una forma de hacer arte y generar ingresos evitando reducir nuestra labor al simple tallerismo gratuito y repetitivo?, empecemos a pensar, al final se supone que somos artistas creativos no simples "instructores mecanizados" digo, a menos que estemos desnudando sin querer la real formación recibida bajo un constructo que se limita en solo "mirar y repetir" producto de la herencia de aquel sistema informal y despreocupado donde todos se hacen llamar profesores de danza por haber ganado un concurso o bailado en un elenco,
Una triste realidad que termina pasando factura en tiempos de crisis.

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