CONSTRUCCIÓN DE MASCULINIDAD Y RELACIONES DE PODER EN LA DANZA DE LOS CAPORALES.
Los movimientos que se ejecutan en la danza de los caporales que hasta hace 30 años atrás fueron exclusivos del varón hasta la aparición de la macha, denotan el proceso de construcción de masculinidad que ha tenido el cuerpo a través del tiempo. Los cambios sociales han influenciado en las producciones artísticas que se representan mediante el contenido danzario y se transmite con el movimiento, estos cambios no sólo se observan desde el ámbito económico, político o religioso, sino también artístico teniendo como instrumento principal el cuerpo danzante, que cual lienzo la sociedad emplea para pintar la realidad en él sirviendo de maquinaria que la trasmite y representa.
Los cuerpos expresarán mediante el movimiento aquello que han asimilado y transformado en experiencia a través de su existir e interrelación con el medio y con otros cuerpos de los cuales va produciendo nuevos códigos que transforma en producción artística, no es coincidencia que esta danza de los caporales pase de ser eminentemente androcéntrica a tener matices mucho más diversos en cuanto al rol que desempeña la mujer, que desde su aparición fue eminentemente cosificada o invisibilizada, con la aparición de la macha nos damos cuenta que algo está ocurriendo en nuestra sociedad, acontecimientos que reformulan la visión en busca de una igualdad que parecía utópica.
Un claro ejemplo de la construcción del personaje del caporal y la característica que lo legítima como personaje fuerte, superior, masculino y viril son las elevaciones de pierna y la posterior pisada y golpe que denota su condición de poder, son estos movimientos sumados a saltos y pasos acrobáticos los que ratifican su destreza masculina, que es requisito indispensable para la "correcta" ejecución de esta danza.
El concepto de la elevación fue siempre un ideal de superioridad desde épocas donde el ser humano se trazó como meta conquistar la gravedad, de ahí que a lo largo de la historia y en la gran mayoría de culturas volar por los cielos o danzar elevando las extremidades imitando la levitación, a sido fundamental para designar las expresiones artísticas de mayor envergadura, no por algo en la danza clásica siempre se está preparando el cuerpo y las extremidades para lograr elevarse, a su vez, y desde un concepto cultural regional las pisadas fuertes en los caporales que tienen como fin hacer sonar los cascabeles bien podrían hacer referencia al vínculo entre los espacios complementarios dentro del mundo andino y altiplánico, recordemos que en el imaginario de los indígenas las danzas de golpe tierra han estado ligadas a rendir culto a las deidades de uqu pacha, un concepto que los africanos asumieron casi automáticamente tras su llegada al nuevo mundo, siendo esta acción la representación del sonido de los truenos y una onomatopeya al sonido que produce la lluvia al caer (cascabeles) haciendo literalmente retumbar el suelo como incluso y curiosamente en algún tema musical se menciona y no de casualidad sino desde un evidente concepto simbólico que siempre está ligado a lo ritual en toda expresión que es desarrollada por el poblador del altiplano que, aun en el mundo moderno siempre expresará de manera inconsciente aquellos códigos y rezagos de su vínculo con la cosmovisión de sus antepasados.
No obstante, desde el lado femenino; el personaje de la china, caporalita o cholita, tiene prohibido estos movimientos, pues aquel concepto de estética que se aplica para su personaje dista mucho de los saltos y pisadas fuertes limitándolas solo a los movimientos constante de polleras donde es evidente que su construcción afianza el concepto de femenino como delicado y evidentemente sexualizado.
Si analizamos movimientos como el famoso Chambergo, el dragón, el paso látigo y muchos otros, han sido creados desde situaciones sociales que claramente van cambiando a través de los años, desde luego existen constantes influencias modernas y es natural siendo esta expresión una mezcla híbrida de constante cambio; en ese sentido, los movimientos en los varones siempre estarán en constante exploración y a pesar de que se insista en mantenerlo estático es imposible, sobre todo si en esta expresión el cuerpo asume su realidad social inmediata; mientras que en el personaje de los varones se busca la creación de movimientos y secuencias complicadas que más allá de lo estético es muestra que el ser humano trata encontrar los límites a los que puede llegar el cuerpo y su capacidad de crear y poner a prueba su propia creación aspirando a una legítimación de su superioridad artística personal y colectiva, la mujer por el contrario se ve limitada a solo adaptar aquellas secuencias de movimientos dirigidas al personaje del caporal y acomodarlas a su parametrado estilo y normas corporales impuestas desde la aparición de esta expresión.
A todo ello, es necesario destacar que danzas como el caporal son el termómetro que hace evidencia los cambios que ocurren en la sociedad y el mundo, no es lo mismo ver y analizar a los caporales de los años 80 con los caporales actuales, donde podemos apreciar distintos códigos corporales que van cambiando con el tiempo, sino también nuevos personajes que son la muestra clara de que la sociedad va en busca de la igualdad y libertad.
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Agradecimiento especial:
Srta. Verónica Serruto Álvarez. (Fotos Caporal)
Sr. Alan Waldo Delgado Cotrina. (Fotos Machita)
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