¿DE QUÉ FOLKLORE HABLAMOS?

El folklore sigue siendo un tema de discusión, pero de un tiempo a la actualidad mucha de esa discusión nace desde la interrogante que intenta responder sobre los fenómenos que se producen a partir de lo tradicional y se va moldeando ya no en el tiempo, sino de manera abrupta generando una especie de folklore híbrido el cual sirve de objeto de comercialización y se confunde con aquella producción que se origina en el pueblo.

Hablar de folklore y su difusión es analizar si en realidad se trata de la sabiduría del pueblo o es que sólo responde a repetir algunos aspectos de las expresiones originarias que sirvan como fachada para encubrir el capricho de quienes se aventuran a proponer, desde un concepto alejado de la investigación, o peor aún presentarlo como si lo que se considera folklore fuera un producto ya extinto de algún pueblo que se convirtió en estudio y competencia de la arqueología, y así justificar el hecho que hoy en día haya tanto "innovador" que desnaturaliza las expresiones originarias, y es que proponer tampoco está mal, pero teniendo un divorcio de la investigación como respaldo de dicho acto, si es condenable pues no sólo atenta contra expresiones que son denominadas patrimonio, sino que además vulnera la identidad de un pueblo que se ve afectado, muchos dirán que se exagera, otros quizás nos tilden de tradicionalistas retrógrados pero quien puede negar que los medios de comunicación en la actualidad y la difusión de esos trabajo descabellados que se engendran en la capital terminan por influenciar en los lugares de procedencia de dicha expresión, dando como resultado que incluso la juventud dedicada a lo que llaman danzas folklóricas tengan como "fuente fidedigna" esas propuestas que son sintéticas y están realizadas para la simple diversión de quienes pagan una entrada para aplaudir aquello que desconocen y al término del espectáculo sólo se irán con la imagen en sus cabezas de un bonito vestuario y una coreografía "dinámica".

Es cierto que estas producciones propias del espectáculo tienen su denominación determinada, "Ballet" le dicen y amparados en ese concepto justifican sus creaciones pero al mismo tiempo afectan la identidad del pueblo del que procede pues emplean vestimenta, artículos y emblemas que identifican a los lugares de origen de dicha expresión.

Sin embargo esto vienen pasando desde hace años, pues las danzas difundidas en Lima que aún estando distorsionadas en vestimenta, melodía, instrumentos, pasos y mensaje, se hacían pasar como tradicionales; cierto también es que la formación del difusor de danzas nació de manera ambulante, muchos tuvieron que lidiar con la realidad de la calle y emerger de las canteras de los elencos de barrio para convertirse en instructores de danza teniendo como fuentes principales a quienes les enseñaron dichas expresiones que luego fueron repitiendo al pie de la letra sin una intención de cuestionar la veracidad de lo que aprendieron, asumiendo una postura dócil que estaba lejos de ser verificada mediante la investigación para comprobar los hechos. Allí ha estado históricamente la debilidad del sector cultural sumido en la enseñanza de las danzas folklóricas.


En ese sentido habría que señalar que ese folklore difundido y comercializado es resultado de una forma de concebir los hechos culturales desde un plano netamente instrumentalizado para el simple entretenimiento que cada vez más se aleja de estar en coherencia y sintonía con el mensaje de nuestros pueblos originarios, y que además tenga la verdadera voluntad de respetar nuestro legado cultural.


Entonces nos trae a la reflexión, ¿cuál es el fin de denominar una danza como patrimonio de la nación si al final no se va a velar por su correcta difusión? ¿Es que acaso sólo es un negocio rentable, pues cada municipio tiene el pretexto para desembolsar una suma de dinero para la realización del expediente técnico que al final cuando se obtenga la declaratoria muchos se zurrarán en él y harán de dichas expresiones los híbridos que se les de la gana?, ¿y dónde queda el Ministerio de Cultura, cuando los mismos pueblos reclaman respeto por sus danzas? Si es desde el propio Ministerio que se vulneran sus expresiones bajo el pseudo concepto del "Ballet", repito, como si se tratara de recrear algo que ya está extinto y que es necesario interpretar desde el concepto superficial de quienes se creen en el derecho de hacer con la identidad de un pueblo  lo que les de la gana?


Hay mucho por analizar y tenemos muy claro que por nuestras opiniones no les caemos bien a muchos, pero es necesario dejar de ser un sector hipócrita y decir las cosas como se piensan, después de todo hay quienes condenan y hablan a espaldas cuando se vulnera una expresión y por otro lado siguen la misma línea, desde luego también saludamos a quienes proponen y lo hacen con un respaldo de investigación seria y eso se nota.

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