DOCTORCITOS, TINTERILLOS LEGULEYOS.





La danza de los doctorcitos es una de las expresiones que se lograron revalorar y rescatar de su condición ya casi extinta, igual suerte no corrieron danzas como la kallawaya que lamentablemente en la Candelaria del 2020, antes de pandemia, estuvo ausente.

De la danza de los tinterillos existen variantes similares en otros departamentos de nuestro país tales como la danza Siqlla de Paucartambo en el departamento del Cusco, también se aprecia en la danza de la Tunantada con la figura del abogado leguleyo.

Sin lugar a duda esta expreción es una sátira genial a aquellos profesionales de la ley que emplean su conocimiento para aprovecharse de aquellos que desconocen ese campo beneficiándose a costa de la necesidad de justicia de los litigantes que en el sector andino se dio en una lucha constante entre el campesinado y el patrón hacendado en épocas anteriores a la reforma agraria.

El antropólogo José Matos Mar, recoge en su conocido libro "Taquile en Lima" el testimonio del poblador taquileño Felipe Huatta quien cuenta que su padre luchó legalmente contra los hacendados puneños para obtener el título de propiedad de la isla y sus respectivas parcelas en beneficio de los pobladores, comenta que incluso el dos veces presidente de la república general Sanchez Cerro, quien cumplía condena en la isla de Taquile, años después de ser liberado y asumir la presidencia lo ayudó para que sus diligencias lleguen a buen puerto, debido a que en ese tiempo los indigenas no tenían el conocimiento ni educación necesaria para comprender esos temas judiciales, sin embargo su padre que sólo había terminado la primaria hizo frente al abuso del patrón.

"Los abogados siempre se aprovechaban de mi papá" (nos comenta don Felipe en una charla que tuvimos con él cuando lo conocí en el año 2013 en uno de nuestros viajes a Taquile) "a cada diligencia que hacía en Puno, plata le sacaban, pero nunca tenían respuesta concreta, sin embargo el pueblo esperanza en mi papá nomas tenía pues autoridad había sido de la isla"

Es por este y muchos otros relatos que guardan los campesinos de diferentes comunidades de Puno que a manera de venganza hacia el que se hace llamar "doctor" lo representan de forma grotesca, con la nariz  prominente, el rostro lujurioso queriendo aprovecharse de aquellas imillas campesinas que requieren sus servicios esperanzadas en justicia; en suma lleno de mañas propias de su labor que más allá de trabajar a favor de la búsqueda de la verdad, mienten, engañan y en muchos casos se venden al mejor postor de ahí que su representación desde el imaginario indígena es siempre de mofa y los elementos que construyen a su personaje siempre darán fe de su actuar carente de ética.

El poblador indígena ha tenido que lidiar con la ley que los patrones imponían, un escenario donde jamás podrían obtener un juicio justo en comparación a sus propias leyes las cuales rigen en el sector andino y se respaldan en la promesa y la palabra que en las comunidades vale más que cualquier papel escrito y firmado, en ese entender la aplicación de un código legal occidental en el mundo andino, en aquellas épocas, debió ser tan frustrante que en venganza ridiculizaron a quienes se valían del poder de esas leyes para someter más al pueblo.

No obstante la presencia de este personaje en otros departamentos del perú se debe a que los abogados han sido itinerantes, viajando de pueblo en pueblo buscando encontrar algún lío judicial para poder hacer de este un problema interminable para los litigantes, y provechoso para sus bolsillos.

En la actualidad la danza viene siendo practicada por barrios como Laykakota y también por estudiantes de la UNA Puno, sin embargo, es necesario proteger esta expresión que constituye el sentir social. Esperamos ver nuevas figuras en esta danza que se ha convertido en un regulador e instrumento popular para expresar el rechazo del pueblo a autoridades incapaces que viven aprovechándose y sometiendo a la población.

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